Teresópolis, un lugar con mucha historia y naturaleza.
Situada al sudeste del Estado de Río de Janeiro, en plena Sierra de los Órgãos, cubierta por la Floresta Atlántica, Teresópolis atrae al visitante con la bondad de su clima y la belleza de sus paisajes.
Teresópolis está a 910 metros de altura sobre el nivel del mar, siendo la ciudad más alta del Estado. El clima es templado húmedo, con una temperatura promedio anual de alrededor de los 21º C, entre una máxima promedio de 27º C y una mínima de 15º C, que son valores ideales para disfrutar en todo tiempo de una temperatura agradable.
El origen de esta bella ciudad se remonta a mediados del siglo XIX, cuando un portugués descendiente de ingleses compró una gran extensión de tierra y la transformó en una hacienda modelo, que con el tiempo generó la instalación del primer poblado, con afluencia de inmigrantes suizos y alemanes.
Esta población se convirtió en un punto estratégico de intercambio para los comerciantes que viajaban desde Minas Gerais hasta el puerto de la Estrella, en la bahía de Guanabara, pasando por Petrópolis (de norte a sur). Mucho más tarde, hacia 1959, el sentido del tránsito se invirtió, al establecerse la conexión vial entre Rio de Janeiro y Teresópolis (de sur a norte).
El nombre de la ciudad evoca un pasado de reverencias cortesanas, ya que le fue dado por el emperador Pedro II en homenaje a su esposa, la emperatriz Teresa Cristina. Pero en la actualidad, los aromas imperiales casi han desaparecido barridos por el aire fresco de sus grandes atractivos naturales. El más destacado es el Parque Nacional de la Sierra de los Órgãos, que ofrece al turista múltiples opciones de entretenimiento y aventura; montañismo, sendas y caminatas son actividades que gozan de preferencia entre los visitantes, lo mismo que sus ríos, arroyos, cascadas y piscinas naturales.
Entre las formaciones rocosas hay algunas muy llamativas, como el Dedo de Deus, el Dedo de Nossa Senhora, la Piedra del Sino, la Agulha do Diabo, la Verruga do Frade, la Pedra-Açu, la Pedra de Ermitage, y muchas otras que el turista curioso descubrirá.
La mejor época para visitar el Parque varía según la actividad que se prefiera realizar; para la práctica del trekking, por ejemplo, es ideal el período invernal, entre los meses de mayo y octubre, mientras que el verano, de noviembre a febrero, es una buena elección para los que quieren disfrutar de refrescantes baños en las numerosas cascadas y piscinas naturales. Dentro del Parque funciona un Centro del Visitante, donde hay restaurante y venta de souvenirs.
La ciudad posee una infraestructura hotelera excelente, y la gastronomía alcanza nivel internacional. Y, para que no nos vayamos de Teresópolis sin llevarnos algo, el comercio local tiene una variada y atractiva oferta de artesanías en madera y mimbre, prendas de vestir de lana y algodón, artículos de cuero y dulces caseros.
Crédito imagenes: Panoramio, Carlos Perez Couto (Wikipedia)
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