La Pedra do Ingá.
A ocho kilómetros de la localidad de Ingá, cerca de João Pessoa, capital de Paraíba, hay un lugar recóndito que guarda uno de los misterios arqueológicos más grandes del mundo: La Pedra do Ingá (en español, La Piedra de Ingá).
Se trata de un conjunto de inscripciones jeroglíficas grabadas en un enorme monolito de forma rectangular de casi 24 metros de largo y cerca de 4 metros de altura. Sobre la cara que da al norte es donde se encuentran los grabados, que ocupan una superficie de 18 metros de longitud por 1,80 metros de altura.
El misterio que lo envuelve es aún más imponente por hallarse rodeado de un paisaje árido y rocoso, a orillas de un río seco, y por distintos motivos el lugar atrae a numerosos científicos, estudiantes y turistas curiosos.
Uno de los datos más intrigantes es que los símbolos han sido grabados sobre roca granítica con una profundidad de hasta 3 centímetros, formando surcos de 10 centímetros de ancho. Los conocedores creen que es imposible haber hecho esto si no es con herramientas de metal, y esto parece difícil pues siempre se ha dicho que los antiguos pobladores de Brasil no conocían los metales.
Algunos investigadores le atribuyen a este monolito unos seis mil años de antigüedad, con lo que resultaría mil años más antiguo que los famosos megalitos europeos de Stonehenge. El origen de los grabados es incierto: una corriente afirma que fueron hechos por los aborígenes de la región, otras van más allá y los atribuyen a una cultura evolucionada de otro continente y hasta a seres extraterrestres que alguna vez visitaron nuestro planeta.
Los dibujos son de gran complejidad: espirales, surcos curvos y ondulados; algunos grabados son zoomorfos, otros representan figuras abstractas o estrellas; pero el gran problema es la interpretación de los signos, ¿qué quisieron dejar como testimonio para la posteridad los autores de esta obra increíble?
Hay muchas interpretaciones distintas; algunos investigadores han encontrado correspondencias entre las inscripciones grabadas en la Pedra do Ingá y ciertos cuerpos celestes, estrellas y planetas; otros han creído leer en ellas el relato del diluvio universal escrito en una lengua antiquísima.
Mientras la Pedra do Ingá no encuentre su Champollion y su "piedra rosetta" capaz de descifrar estos jeroglíficos como antes los de Egipto, y la ciencia no logre dar una explicación, la imaginación podrá volar y contemplar esos extraños símbolos como la expresión de un culto esotérico ancestral, aunque ello provoque reacciones inesperadas, visiones de otros mundos, y hasta estados de trance, como se dice que les ha ocurrido a algunas personas que visitaron este monumento.
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