El Parque Nacional Marinho dos Abrolhos.
El archipiélago de los Abrolhos se sitúa a 36 millas náuticas (unos 70 kilómetros) de la costa del extremo sur de Bahía; está formado por cinco islas, sin embargo el desembarco y visita sólo está permitido en una de ellas, la Siriba.
Es una de las zonas más significativas del litoral brasileño, por su gran biodiversidad y sus importantes ecosistemas.
Los visitantes que desembarcan en la isla Siriba, recorren un sendero de 1.600 metros de longitud que circunda la isla; en el extremo sudoeste encuentran una especie de playa formada por una acumulación de pequeñas conchas y corales; el otro extremo está formado por piscinas naturales que son el hogar de peces de colores y caracoles.
Las actividades turísticas son principalmente acuáticas; el buceo permite apreciar ampliamente los arrecifes de coral y toda la fauna marina, y los paseos en barco son ideales para la observación de las ballenas-jubarte.
Abrolhos es la cuna de las ballenas jubarte, que hacen de esta región su refugio para la reproducción y el amamantamiento, entre los meses de julio y noviembre. El archipiélago es la zona de reproducción de esta especie más importante en el Atlántico Sur Occidental.
El Parque Nacional Marinho dos Abrolhos es fundamental para el desarrollo de las actividades pesqueras; debido a la prohibición de la pesca en sus límites, los corales representan un importante criadero de peces que se van extendiendo a zonas vecinas, garantizando así la explotación sustentable de la pesca en la región.
Dentro de la gran riqueza de vida marina en esta región privilegiada, los arrecifes de coral tienen un puesto indiscutible como expresión de belleza natural; y si uno no desea bucear, son igualmente apreciables desde la superficie; dos son las variedades más frecuentes: el coral de fuego, de color rojo, blanco o anaranjado, y el coral cerebro, en forma de bola, que puede llegar a medir un metro de diámetro.

Dentro de la asombrosa variedad de corales de la región de los Abrolhos, la más importante del Atlántico Sur, se destacan los chapeirões, columnas de coral de hasta 20 metros de altura que se yerguen abruptamente desde el fondo y se abren en arcos cerca de la superficie; pueden llegar a tener 50 metros de diámetro, como inmensos hongos submarinos.
Las otras islas que componen el archipiélago, además de la Siriba que es la única que se permite visitar, son:
La Isla Guarita, repleta de piedras redondeadas que parecen pintadas de blanco, aunque en verdad, el color proviene de las heces que dejan las aves que viven en el lugar.
La Isla Redonda, la más alta del Parque; durante el verano es visitada por las tortugas cabezudas que vienen a desovar.
La Isla Sudeste, es la más distante y por eso mismo la más preservada
La Isla Santa Bárbara tiene una ensenada que es uno de los principales lugares de buceo del Parque.
Crédito Imágenes: wikipedia, biosferabrasil
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